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Déficit calórico y la productividad

agosto 10, 2020

El déficit calórico en el Perú

En el Perú, la pobreza y sobre todo la pobreza extrema va de la mano con una alimentación restringida, lo que genera déficit calórico (baja ingesta de energía), un dato importante es que el déficit calórico nunca viene sólo, está acompañado del déficit proteíco y de muchas vitaminas y minerales necesarios para el crecimiento y buen funcionamiento del organismo.

De hecho, en el 2017 según el INEI , el déficit calórico afectó a más de un tercio de la población peruana, 34 de cada 100 personas no cubre sus necesidades calóricas a nivel nacional, cifra que llega a 43 de cada 100 peruanos en las zonas rurales. Esto nos revela que la mejora en los ingresos económicos del país sólo favorece a algunos y no a la mayoría, ni a los más vulnerables: familias en situación de pobreza, principalmente niños, madres gestantes o que dan de lactar y ancianos.

El déficit calórico es una realidad que existe en nuestro país y se traduce en anemia, desnutrición y otras deficiencias que afectan a nuestro organismo.  Este déficit afecta no solo al estado físico y cognitivo (capacidad de aprendizaje) de las personas, sino también a su productividad laboral.

En el último informe técnico del INEI, se muestra cómo el déficit calórico aumentó. Esto ha ocurrido en diversas zonas del país, urbanas y rurales. Tras saber estas cifras, lo primero que puede venir a la mente es cómo el déficit calórico afecta a los niños de nuestro país. Al estar en una etapa de crecimiento, son quienes más atención requieren al tratarse de nutrición. Por suerte, hay muchas experiencias a nivel mundial que sugieren cómo mejorar el déficit calórico  en niños y otras deficiencias alimentarias. Todas coinciden en la necesidad de brindar educación alimentaria nutricional, acceso a salud preventiva y generar mejora en los ingresos de las familias.

Aprendizaje y productividad

Los efectos más directos del déficit calórico acompañado de otras deficiencias alimentarias, son mayor cansancio, desconcentración, apatía y vulnerabilidad a contraer enfermedades, con el costo que esto significa para las familias y el propio estado. Esto se traduce en repitencia y abandono escolar, baja productividad laboral, ausencia laboral, aumento de morbilidad entre otros.

Es importante destacar que las consecuencias intergeneracionales del hambre inciden profundamente en la economía del país, no solamente en los costos de salud y de educación, sino principalmente al afectar gravemente la productividad de su población y sus capacidades de desarrollo socioeconómico según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL.

Es clave tomar en cuenta que el déficit calórico afecta a los niños, jóvenes y adultos, afectando su potencial productivo, en términos educativos, laborales y económicos. Este círculo vicioso nos convoca a tener una mirada integral del problema, debemos preocuparnos por el adecuado suministro de nutrientes y de velar por mecanismos que mejoren los ingresos económicos de las familias de manera sostenible:  abordar solo una de las causas nos lleva al asistencialismo y continuismo de la pobreza, el bienestar debe llegar con dignidad, para ello necesitamos que todos los peruanos podamos acceder a una mejor educación, salud y empleo.

Mayor atención al déficit calórico

El último estudio del INEI nos señala la importancia que debemos darle al déficit calórico y nos está dando campanas de alerta que debemos atender,  la capacidad de aprendizaje y productividad laboral de los peruanos esta en riesgo. Y, al igual que una alimentación alta en grasas saturadas, una alimentación baja en calorías trae efectos negativos no solo físicos e individuales, sino también sociales.

Ponerle cada vez más atención a los resultados de estudios como los que presenta el INEI puede ayudarnos a mejorar la vida de muchos peruanos y acceder a una alimentación saludable. Debemos tener un enfoque integral tanto den cuestiones como el déficit calórico, así como  cifras sobre el desarrollo económico. En definitiva, si no nos alimentamos  bien y de manera balanceada, tampoco rendiremos bien en muchos aspectos de nuestras vidas.