
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido una advertencia urgente sobre el riesgo creciente de una epidemia global del virus chikungunya, una enfermedad viral transmitida por mosquitos que está generando brotes preocupantes en distintas regiones del mundo. En su más reciente comunicado, el organismo internacional advirtió que alrededor de 5.600 millones de personas en 119 países están actualmente en riesgo de contraer esta infección, según datos proporcionados por la agencia de noticias Reuters.
Un virus con historia y reapariciones
El virus chikungunya no es nuevo. Su presencia se remonta a dos décadas atrás, cuando entre 2004 y 2005 se originó una epidemia significativa en África que luego se propagó rápidamente por varias islas del Océano Índico. Desde entonces, también se han reportado brotes en diversas partes de Asia y América. Sin embargo, el escenario actual genera especial preocupación porque el virus ha llegado nuevamente a Europa, esta vez a través de casos importados, y ya se está produciendo transmisión local, lo que representa un nuevo foco de alarma sanitaria.
La propagación del virus más allá de los trópicos plantea serias interrogantes sobre la capacidad de los sistemas sanitarios para prevenir una expansión a gran escala. La OMS advierte que, de no tomarse medidas inmediatas y coordinadas, el chikungunya podría convertirse en una epidemia de alcance mundial.
¿Qué es el chikungunya?
El virus chikungunya es una enfermedad viral transmitida por la picadura de mosquitos infectados, principalmente del género Aedes, los mismos vectores del dengue y el zika. Según la OMS, los síntomas que produce el virus son fácilmente confundibles con los de estas otras enfermedades virales, lo que complica su diagnóstico y dificulta la estimación real del número de personas afectadas.
La palabra «chikungunya» proviene del idioma kimakonde, hablado en el sur de Tanzania, y significa «el que se encorva», en alusión a la postura corporal contorsionada que adoptan las personas infectadas debido al intenso dolor articular que provoca la enfermedad.
Síntomas y efectos
Los síntomas más comunes del chikungunya incluyen fiebre alta repentina y dolor articular severo, debilitante y que puede prolongarse durante semanas o incluso meses. También puede presentarse hinchazón de las articulaciones, dolor muscular, dolor de cabeza, náuseas, fatiga y erupciones cutáneas. Aunque los casos graves y las muertes son poco frecuentes, el virus puede ser mortal en poblaciones vulnerables como recién nacidos y personas mayores con enfermedades crónicas.
Es importante destacar que actualmente no existe un tratamiento antiviral específico para el chikungunya. El manejo de la enfermedad se centra en aliviar los síntomas con antipiréticos y analgésicos. El descanso, la hidratación adecuada y el seguimiento médico son claves para la recuperación del paciente.
Avances en vacunas, pero aún insuficientes
A pesar de los avances científicos, la prevención mediante vacunas aún no es una realidad para la mayoría de la población mundial. En abril pasado, la OMS anunció que existen dos vacunas candidatas en desarrollo y que se están revisando los datos de los ensayos clínicos correspondientes. Sin embargo, estas vacunas todavía no están ampliamente disponibles en el mercado, y la organización aún no ha emitido recomendaciones finales sobre su uso.
Esto significa que, por el momento, la única forma efectiva de prevenir la propagación del virus sigue siendo la eliminación de los criaderos de mosquitos y la protección personal contra las picaduras. El uso de repelentes, mosquiteros, ropa de manga larga y la limpieza de recipientes con agua estancada son medidas fundamentales que deben intensificarse en las zonas de riesgo.
Llamado a la acción global
La OMS hace un llamado urgente a los gobiernos, autoridades sanitarias y a la población en general para actuar de manera proactiva y evitar que el chikungunya se convierta en una nueva crisis de salud pública. La vigilancia epidemiológica, la educación comunitaria, el fortalecimiento de los sistemas de salud y la cooperación internacional serán esenciales para contener su propagación.
La experiencia con otras enfermedades virales transmitidas por mosquitos ha demostrado que el costo de no actuar a tiempo puede ser muy alto. Frente al aumento del riesgo global, la OMS insiste en que ahora es el momento de prepararse y tomar todas las medidas necesarias para frenar la expansión del chikungunya.
El mundo no puede permitirse bajar la guardia. La prevención y la acción inmediata son las únicas herramientas que pueden marcar la diferencia entre un brote controlado y una epidemia desbordada.